‘En el pulso de la Ciudad se camina con la cruz’
Pastoral de la Comunicación.- La representación del Vía Crucis es parte de la devoción popular de los católicos y cada parroquia de manera sencilla o muy elaborada realizan las escenas que Jesús recorrió en su Viacrucis, la Catedral Nuestra Señora de Guadalupe no fue la excepción y organizó para la sociedad tijuanense y los que vienen de diferentes partes de la República la tradicional escenificación.
El Vía Crucis viviente fue el pasado viernes 19 de abril partiendo a las diez de la mañana del parque Teniente Guerrero y frente al Templo San Francisco de Asís; en la calle 3era; para concluir en la Catedral ubicada en la calle 2da de la zona centro donde se realizaron las últimas representaciones que son, la Muerte de Jesucristo, Jesús es descendido de la Cruz y Jesús es depositado en la tumba.
A esta devoción asistió el Señor Arzobispo Metropolitano Don Francisco Moreno Barrón quien caminó y reflexionó junto con los fieles la vía de Jesús hacia la Cruz, causa de nuestra redención. En cada escena que representaban los actores nuestro Arzobispo se notaba visiblemente conmovido y admirado de la gran devoción que los hombres y mujeres que participaban.
A este evento se unieron también personas de diferentes partes de la República que compartiendo la misma fe quisieron vivir este momento. El Arzobispo les hizo saber que Tijuana es una frontera de puertas de abiertas que los abraza y les asegura su hospitalidad, puesto que ellos como Jesús y de muchas maneras han vivido su propio Viacrucis al salir de sus lugares de origen en busca de una vida mejor, Tijuana y su Obispo los ama y los recibe, dijo Don Francisco Moreno Barrón.
En Roma, los oficios del viernes Santo fueron presididos por el Santo Padre Francisco quien pronunció una oración final, a continuación parte de ella:
«Señor Jesús, ayúdanos a ver en Tu Cruz todas las cruces del mundo: la cruz de la gente que tiene hambre de pan y de amor; la cruz de los solitarios y abandonados, incluso por sus propios hijos y parientes, la cruz de personas sedientas de justicia y paz, la cruz de la gente que no tiene el consuelo de la fe.
Señor Jesús, reaviva en nosotros la esperanza de la resurrección y de Tu victoria definitiva contra todo mal y toda muerte. ¡Amén!».