San Marcos 8,11-13
Lunes 15 de febrero
Lectura
San Marcos 8,11-13.
Entonces llegaron los fariseos, que comenzaron a discutir con él; y, para ponerlo a prueba, le pedían un signo del cielo. Jesús, suspirando profundamente, dijo: "¿Por qué esta generación pide un signo? Les aseguro que no se le dará ningún signo". Y dejándolos, volvió a embarcarse hacia la otra orilla.
REFLEXIÓN
A Jesús no le gusta que le pidan signos maravillosos, espectaculares. Como cuando el diablo, en las tentaciones del desierto, le proponía echarse del Templo abajo para mostrar su poder. Sus contemporáneos no le querían reconocer en su doctrina y en su persona. Tampoco sacaban las consecuencias de los signos que hacía curando a las personas y liberando a los poseídos del demonio. Tampoco iban a creer si hacía signos cósmicos, que vienen directamente del cielo. El buscaba en las personas la fe, no el afán de lo maravilloso.
¿También estamos esperando milagros, revelaciones, apariciones y cosas espectaculares? No es que no puedan suceder, pero ¿es ése el motivo de nuestra fe y de nuestro seguimiento de Cristo Jesús? Si es así, le haríamos «suspirar» también nosotros, quejándose de nuestra actitud.
Deberíamos saber descubrir a Cristo presente en esas cosas tan sencillas y profundas como son la comunidad reunida, la Palabra proclamada, el Pan y el Vino de la Eucaristía, la persona del prójimo, el débil, enfermo y hambriento. Esas son las pistas que él nos dio para que le reconociéramos presente en nuestra historia.