La dignidad de la familia
El Papa Benedicto XVI, en su discurso inaugural para la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano afirmó que la familia es patrimonio de la humanidad. Conviene pues que valoremos este patrimonio y descubramos la necesidad de conocerlo, protegerlo y favorecer que desarrolle su misión para bien de la misma humanidad. La familia ha sido y es escuela de la fe, palestra de valores humanos y cívicos, hogar en el que la vida humana nace y se acoge generosa y responsablemente.
Sin embargo, en la actualidad sufre situaciones adversas provocadas por el secularismo y el relativismo ético, por los diversos flujos migratorios internos y externos, por la pobreza, por la inestabilidad social y por legislaciones civiles contrarias al matrimonio que, al favorecer los anticonceptivos y el aborto, amenazan el futuro de los pueblos.
La familia es insustituible para la serenidad personal y para la educación de los hijos, las madres que quieren dedicarse plenamente a la educación de sus hijos y al servicio de la familia han de gozar de las condiciones necesarias para poderlo hacer y, para ello, tienen derecho a contar con el apoyo del Estado.
Los hijos, para su crecimiento integral, tienen el derecho de poder contar con el padre y la madre para que cuiden de ellos y los acompañen hacia la plenitud de su vida.
Es necesaria, pues, una pastoral familiar intensa y vigorosa; es indispensable también promover políticas familiares auténticas que respondan a los derechos de la familia como sujeto social imprescindible.
La familia forma parte del bien de los pueblos y de la humanidad entera. Esta breve descripción nos ayuda a descubrir ya desde el inicio la importancia de nuestra participación y el significado de nuestra presencia.
Confiamos que en este Congreso se generará una mayor conciencia en todos los participantes y un mayor compromiso para trabajar en favor de la familia, lo que beneficiará a la iglesia y a la sociedad en general.
Mons. Salvador Cisneros G.
Parroquia Santa Teresa de Ávila