Juana de Arco, un modelo de fe
La vida heroica y la trágica muerte de santa Juana de Arco son un ejemplo para los cristianos y especialmente para quienes se dedican a la política. Así lo afirmó en su catequesis esta semana el Papa Benedicto.
Con apenas 17 años, Juana dirigió a los ejércitos de Francia a varias victorias, especialmente al levantamiento del sitio de Orléans (1429), que contribuyeron a devolver el trono a Carlos VII.
Capturada por los ingleses, abandonada por sus aliados y con un tribunal eclesiástico manipulado por intereses políticos, Juana fue acusada de herejía y condenada a la hoguera, en la que murió con tan sólo 19 años.
Rehabilitada 25 años después por el papa español Calixto III, fue canonizada en 1920 por Benedicto XV. Su figura tuvo una gran repercusión en escritores como Charles Péguy, y una honda influencia en otra gran santa francesa, santa Teresita de Lisieux.
El Papa quiso ilustrar dos aspectos de la vida de la santa francesa, como ejemplos para los cristianos de hoy. Por un lado, su acción política; por el otro, su amor a la Iglesia.
Ambos, afirmó, tienen su base en el profundo amor de Juana por Jesucristo: “el Nombre de Jesús, invocado por nuestra santa hasta los últimos instantes de su vida terrena, fue como la respiración de su alma, como el latido de su corazón, el centro de toda su vida”.
Esta santa, explicó el Papa, “comprendió que el Amor abraza toda la realidad de Dios y del hombre, del cielo y de la tierra, de la Iglesia y del mundo. Jesús siempre estuvo en primer lugar durante toda su vida, según su bella afirmación: Nuestro Señor es servido el primero”.
Juana veía a Jesús como el “Rey del Cielo y de la Tierra”, y en su estandarte “Juana hizo pintar la imagen de Nuestro Señor que sostiene el mundo, icono de su misión política”.
Por tanto, subrayó el Papa, “la liberación de su pueblo es una obra de justicia humana, que Juana cumple en la caridad, por amor a Jesús”. “El suyo es un bello ejemplo de santidad para los laicos que trabajan en la vida política, sobre todo en las situaciones más difíciles”, añadió.
Mons. Salvador Cisneros G.
Parroquia Santa Teresa de Ávila