La necesidad de las Misas sin presencia de asamblea de frente a una pandemia
Pastoral para la Comunicación. – De frente a la suspensión temporal de las misas públicas interrumpidas en varios países entre ellos México y las respectivas diócesis, los obispos han pedido a los fieles vivir la misa por internet y la comunión espiritual, mientras que a los sacerdotes se les pide celebrar la eucaristía en privado, lo cual es de suma importancia y vale la pena ser explicado.
La Agencia Católica de Informaciones que forma parte de las agencias de noticias del Grupo ACI, importante corporativo generador de contenido católico ofrece una entrevista con el P. Leandro Bonnin, sacerdote de la Arquidiócesis de Paraná (Argentina) que se ha desempeñado por varios años como profesor de Liturgia, para detallar la importancia de la misa privada.
El P. Bonnin dijo que “aunque los fieles no puedan estar presentes físicamente en el templo en torno al altar, cuando un sacerdote celebra la Eucaristía en privado todas sus vidas también se unen al sacrificio de Cristo y es entregada a Dios como hostia, víctima y ofrenda”.
Además, recordó que el primer beneficio es “que sus vidas, a través del sacrificio eucarístico, se unen al sacrificio de Cristo y llegan a la presencia del Padre”. “La Iglesia no cesa de alabar al Padre, no cesa de ofrecerle al Padre lo más agradable que tiene, que es la entrega, amor, obediencia de Jesucristo, su hijo eterno hecho hombre. Pero la Eucaristía es también el sacrificio de la Iglesia, la cual es la esposa que ofrece al Hijo al Padre y se ofrece a sí misma junto con Cristo”, indicó. Asimismo, dijo que de algún modo “se puede decir que, en el altar, junto con el sacrificio de Cristo, va toda la vida de los fieles que se eleva hacia lo alto”.
Un segundo beneficio es que “en cada Eucaristía, además de adorar y pedir perdón, se intercede”, explicando, que es entonces “cuando el sacerdote, sabiendo que está en presencia misma de nuestro Señor Jesús en la forma del pan y el vino, le pide al Padre que por los méritos de Cristo escuche las oraciones de toda la Iglesia”.
“En todas las Misas se pide por el Papa, por los obispos, por todos los hombres de buena voluntad, por todos los fieles y los difuntos. Entonces, cada celebración tiene en sí misma un poder de intercesión más elevada que cualquiera de las demás formas devocionales que existe en la Iglesia”. Explicando que “la Eucaristía tiene una doble realidad, por un lado, es la presencia y la actualización del sacrificio de Cristo, y en segundo lugar es un banquete con dos mesas: La mesa de la Palabra de Dios, y la mesa del Cuerpo y de la Sangre del Señor” aseguró el P. Bonnin.
En este sentido, también el P. James Bradley, profesor de derecho canónico en la Universidad Católica de América, también explicó que los católicos participan en la comunión de Dios con la Iglesia cada vez que se celebra la Misa, ya sea que estén físicamente presentes o no. “La Misa no es algo que el sacerdote hace como individuo privado. Lo hace como ministro de la Iglesia, involucrándola. Cada Misa que se celebra, en cualquier lugar y en cualquier momento, es para todos los que forman parte de la Iglesia”, comentó.