La Vida Consagrada un “ejercito de oración y acción” en estos momentos
Pastoral para la Comunicación. – El Papa Francisco ha invitado a rezar por las religiosas que arriesgan y dan la vida por asistir a los enfermos ya que están al lado de los enfermos y de los pobres, recordando de manera especial a las diversas congregaciones que en esta hora del mundo están entregadas en su vocación a dar alivio sea corporal que espiritual.
El Obispo de Roma ha tenido estos días presente la intención de la vida consagrada: “Quisiera ofrecer la Misa de hoy por ellas, (…) por todas las Religiosas que están trabajando en este momento cuidando a los enfermos y también arriesgando la vida y dando la vida”.
En este contexto, el Prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, Monseñor João Braz de Aviz y el Secretario de la misma, José Rodríguez Carballo, OFM, han hecho pública una carta dirigida a todas las comunidades religiosas para que no dejen de dar la valiosa aportación que cada uno puede dar con una oración continua e incesante en estos tiempos difíciles. Considerando que la vida religiosa, ante el coronavirus: “Obediencia serena y convencida a lo que nos piden los que nos gobiernan, tanto a nivel estatal como eclesial”.
Ambos señalan que hay que ofrecer con alegría al Señor el gran sacrificio que comporta no participar en la celebración eucarística. “Vivámoslo en comunión con todos aquellos que cotidianamente no lo pueden hacer por la falta de sacerdotes”.
En esta misiva también se indica que a través de los medios modernos de comunicación tienen la posibilidad de participar en celebraciones y momentos formativos; “¡tenemos la posibilidad de sentirnos menos solos y aislados y de hacer llegar nuestra voz a las comunidades más lejanas! Demos a todo un signo de esperanza y de confianza y, aun viviendo con ansiedad y aprensión estos días, estemos convencidos de que haciendo bien cada uno nuestra parte, ayudamos a la comunidad a salir de la presente hora oscura”.
En la carta se lee: “Sin embargo, este año estamos llamados a vivir el tiempo fuerte de la fe, siempre con la misma intensidad, pero de maneras completamente diferentes. El testimonio más eficaz que podemos dar es, en primer lugar, la obediencia serena y convencida a lo que nos piden los que nos gobiernan, tanto a nivel estatal como eclesial, a todo lo que se dispone para la salvaguardia de nuestra salud, como ciudadanos privados y como comunidades. Es un deber de caridad y de gratitud que cada uno de nosotros, individualmente y como comunidad, intensifiquemos la oración incesante por todos los que nos están ayudando a vivir y a superar estos momentos difíciles.
-Continúa- afirmando: “No dejemos de dar la valiosa aportación que cada uno puede dar con una oración continua e incesante Pensamos en primer lugar en las comunidades de contemplativas que quieren ser signo tangible de oración constante y confiada por toda la humanidad, (…) Pensamos en los muchos hermanos y hermanas mayores que acompañan cada día con su oración el ministerio y el apostolado de los que, en activo, se gastan con todas sus fuerzas para llegar a cada hermano y hermana necesitados. En estos días, con aún mayor ímpetu, intensificad este precioso e insustituible apostolado vuestro, con la certeza de que el Señor no tardará en escucharnos y en su misericordia infinita alejará un flagelo tan grave”.