Las Adoratrices Perpetuas del Santísimo Sacramento los invitan a venerar las reliquias de su fundadora
Tijuana, B.C.- Las reliquias de la Beata, Madre María Magdalena de la Encarnación, fundadora de la Orden Adoratrices Perpetuas del Santísimo Sacramento, visitarán el Convento de las Religiosas de Playas de Tijuana, quienes invitan a toda la comunidad diocesana a venerarlas del 20 de enero al 15 de febrero.
Su nombre fue Catalina Sordini, quien nació en Porto Santo Estéfano (Grosseto) Italia, El 16 de abril de 1770.
El 26 de octubre de 1788 vistió el hábito franciscano y recibió el nombre de Sor María Magdalena de la Encarnación.
El 19 de febrero de 1789 < una visión profética> el Señor le reveló una nueva misión en la iglesia: instituir la obra de la Adoración Perpetua del Santísimo Sacramento.
El 31 de mayo de 1807 la Madre María Magdalena partió para Roma, y en el edificio de Santa Ana en el Quirinal, en septiembre fiesta de la Virgen de los Dolores se expone solemnemente por primera vez el Santísimo Sacramento.
En 1811 la Madre María Magdalena fue exiliada a Florencia. Regresó a Roma en 1814, donde reunió nuevamente la comunidad dando inicio a la solemne y pública adoración al Santísimo Sacramento.
El amor a Jesús Eucaristía fue para la Madre María Magdalena el elemento fundamental y principal de su santidad, de su vida de fe, de su oración, de su espiritualidad -mística, precisamente centrada en la Eucaristía.
La espiritualidad de la Madre es una espiritualidad <eucarística> nutrida de la doctrina que el Magisterio de la Iglesia continuamente desarrolla y propone.
La Madre María Magdalena no escribió tratados de teología, su amor por la eucaristía lo aprendió directamente de Jesús Sacramentado, en sus largas horas de adoración y a través de una gracia especial.
La madre se hizo apóstol de la Eucaristía, queriendo evitar la frialdad hacia el sagrado misterio y la soledad del <Divino prisionero del tabernáculo>.
Es conmovedora su espontánea reacción, no hizo proclamaciones intelectuales, más, si sentimientos apasionados que descubren la centralidad de su amor.
La fe ardiente y viva en la presencia real de Jesús en la Eucaristía, la Madre la expresa en su oración y en las exhortaciones a sus hijas espirituales.
Esta es la heredad que deja a los cristianos de hoy. La madre recuerda a todos que Jesús está verdaderamente presente entre nosotros Y que la Eucaristía es <fuente y culmen de todo el culto de la Iglesia y de la vida cristiana>
En tal modo, para la Madre María Magdalena, la Eucaristía llega a ser fuente de vida, alimento para la victoria de sí mismos y sus propios defectos, alcanzando el vértice de su perfección, y el medio privilegiado para progresar hacia la santidad.
En la teología y en la espiritualidad de la Iglesia, esto no es una novedad, más llega a serlo en manera fuerte cuando se hace experiencia de vida, claustral, modelo y testamento para sus hijas espirituales.
El amor apasionado y el misterio de la gracia eucarística, no sólo lo encontramos en las palabras de la Madre María Magdalena, sino en su existencia consumada como sacrificio eucarístico ofrecido totalmente y solamente a Dios.
La mayor enseñanza y el mensaje de la Madre María Magdalena está impreso en su vida, en su configuración con Cristo, en su total oblación consumada en el altar de la fidelidad a la palabra de Dios, como una hostia inmolada.
205 años hace que la madre María Magdalena ponía en el vértice de sus aspiraciones la Eucaristía, y en el centro el amor hacia la misma, un amor que es el fuego interior de su espíritu, fuego que también hoy es capaz de inflamar nuestros corazones y de incendiar cada ángulo de la tierra.
Este es su pequeño y gran camino que la condujo al encuentro con el Señor en la Pascua eterna. La Madre María Magdalena de la Encarnación pasó a la visión sin velos de Dios, el 29 de noviembre 1824.
BEATA MADRE MARÍA MAGDALENA DE LA ENCARNACIÓN, RUEGA POR NOSOTROS! Y CONCÉDENOS EL ESPÍRITU DE LA SANTA ORDEN.