Mensaje de de Beata Teresa de Calcuta para el mundo de Hoy
“Ven se mi Luz” VII
La primera luz en la experiencia que vive Madre Teresa en el tren incide en el mensaje central de la sed de Jesús – el “anhelo infinito del corazón de Dios” por nosotros, sus hijos.En lo más profundo de nuestra alma, todos anhelamos ser amados – y sobre todo por Dios, que es la fuente del amor. Que mayor consuelo puede existir que saber que somos amados más de lo que podamos esperar o imaginar, con un amor infinito, de una magnitud e intensidad más allá de toda imaginación o medida. Es un misterio tan grande que requiere un esfuerzo de aproximación por nuestra parte, ya que no tenemos ni idea de lo que este “amor infinito” puede ser.No tenemos similitudes, no existe nada con lo que podamos comparar, por tanto, nuestro único recurso para entender el amor de Dios está en analogías a nuestro alcance, como la “sed” – en metáforas humanas que nos ayudan a apuntar hacia una realidad divina. Estas semejanzas, como la sed y el anhelo, que nos sugieren algo sobre la intensidad y la inmensidad del amor de Dios, nos ayudan a acercarnos a la profundidad de Dios.Santa Catalina de Siena, gran mística y Doctora de la Iglesia, compartía muchas de las intuiciones de Madre Teresa sobre la sed de Dios. Ella habla de Jesús crucificado como “muerto con tal fuego de amor……. que parecía insaciable” Y aún con sed, como diciendo “Tengo más ardor, deseo y sed por vuestra salvación de lo que soy capaz de daros incluso con mi Pasión”. Desde su experiencia mística, Catalina sólo pudo describir al Dios que había encontrado con expresiones como “loco de amor”, “ebrio de amor”.El amor apasionado de Dios que describen las Escrituras, en el Cantar de los Cantares, en el lenguaje entre esposos del Antiguo Testamento o en el papel de Jesús como novio de Israel, es este amor inconcebible. Dios no sólo nos ama, El está enamorado de nosotros. Hay un eros en el amor de Dios por nosotros que debe ser entendido correctamente (como veremos) para no reducir el amor divino a una mera benevolencia. Su amor revelado en las Escrituras es un amor “apasionado”, un amor que Madre Teresa entendió del todo y del que se atrevió a decir:El chico o la chica que se enamora uno del otro, este amor es “Tengo sed “. Tú tienes que sentir lo mismo, tienes que experimentarlo – hemos llegado a este convencimiento……. Su amor es sed. Cuando miramos a Jesús en Su humillante Pasión y muerte, nos preguntamos – ¿Para qué todo esto? Con qué fin…. Nadie, ni siquiera Jesús, podía haber pasado por este sufrimiento tan humillante si Él no hubiera estado enamorado.Este amor apasionado no es sólo del Hijo que comparte nuestra humanidad; viene del Padre. Nos quedamos asombrados al darnos cuenta de que el Padre ama a todo ser humano con el mismo amor, con la misma grandeza e intensidad con la que ama a su divino Hijo. Madre Teresa comprendió que Dios ama así, con la totalidad de su ser y que no nos puede amar menos. Es por esta razón que ella utilizaba continuamente el término “infinito”, para dejar clara la esencia de su sed. “Jesús es Dios, por tanto, Su amor, Su sed es infinita… (Estamos llamados a) mitigar esta sed infinita de un Dios hecho Hombre”.Si cogiéramos el amor que hay en el corazón de cada hombre en la tierra e incrementáramos todo el amor de aquellos que han existido a lo largo de la historia y añadiéramos el amor de todos los santos que hay en el cielo, de todos los ángeles, querubines y serafines, y echáramos todo ese amor en un corazón y luego enviáramos todo ese amor hacia nosotros – aún sería infinitamente más pequeño que el amor que Dios está derramando en cada uno de nosotros ahora mismo. Porque Dios es infinito, su amor no se divide, Él no da una parte de su amor, ya que cada uno de nosotros recibe la totalidad del amor de Dios, 24 horas al día, cada día de nuestra vida. (Extracto del Libro Fuego Secreto de Madre Teresa, Autor P. Joseph Langford MC, editorial Planeta Testimonio, usado con permiso del autor).
Pbro. Sergio Clavijo M.C.
Encargado de la Parroquia Nuestra Señora de la Confianza
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