Obispos de México y Centroamérica: “Somos peregrinos y a la vez migrantes” en la 105 Jornada Mundial del Migrante y Refugiado
PORQUE SON NUESTROS HERMANOS
“Porque no se trata sólo de migrantes, se trata de vencer nuestros miedos” Papa Francisco.
En el marco de la celebración de la 105 Jornada Mundial del Migrante y Refugiado, los obispos encargados de la Pastoral de Movilidad Humana, y los Secretarios Ejecutivos respectivos de los países de México, Guatemala, Honduras y El Salvador, participamos del VI Encuentro Frontera Sur, con la finalidad de consolidar los procesos de acompañamiento de migrantes y refugiados, buscando una mayor y mejor articulación de las Conferencias Episcopales siempre a favor de los hermanos migrantes, manifestando nuestra preocupación por las causas que ocasionan la necesidad de migrar desde sus países de origen y las condiciones en las cuales tienen que emprender el peligroso e incierto camino para buscar una nueva oportunidad de vida y trabajo.
Como pastores de nuestro pueblo, los Obispos estamos cercanos a los hermanos que sufren, y constatamos el sufrimiento de los migrantes, los riesgos y peligros a los que se enfrentan al dejar la seguridad del hogar, la des-unificación familiar, sobre todo cuando los niños son separados de sus padres, entre otras razones, a causa de las deportaciones masivas que se dan desde EU a México, y de México a países de Centroamérica.
Nos preocupan las condiciones de marginación y riesgo, que ocasiona la detención de quienes intentan cruzar el territorio mexicano. Al encontrarse con políticas migratorias restrictivas, por lo que manifestamos nuestra preocupación por la seguridad y dignidad de nuestros hermanos migrantes.
Los esfuerzos que venimos realizando en otros encuentros de Obispos, como el reciente de Tex-Mex, las Californias y Arizona, nos impulsan a seguir colaborando de manera conjunta, y de la misma forma, exhortamos a los gobiernos de los países de Centroamérica, México y EU a que venzan los miedos que pueda generar la migración, porque se trata de nuestros hermanos, y a que trabajen también de manera conjunta y organizada para generar políticas migratorias justas que promuevan el verdadero sentido de una migración organizada.
Al observar una política migratoria de contención, pedimos un respeto a los derechos humanos de los migrantes, de los defensores y agentes de pastoral, y de los mismos albergues. Se requiere de un corredor migratorio digno y seguro que proteja, lo que advertimos en nuestra estancia aquí, un gran número de familias migrantes, una cantidad preocupante de niños y jóvenes e incluso adultos mayores, migrantes centroamericanos y extra continentales que sufren las inclemencias del clima, y ven truncados sus sueños de encontrar una mayor calidad de vida, ya que son expuestos a constante vulnerabilidad.
De esta manera, nos reunimos con la finalidad de hacer presente el principio evangélico de la caridad y visibilizar el trabajo que miles de voluntarios y responsables de albergues, así como agentes de pastoral de movilidad humana, realizan en la atención directa a los migrantes, por medio del acompañamiento y orientación, proporcionando alimento, cobijo, seguridad y bienestar, dando testimonio de que se pueden vencer los miedos y mirando en el migrante el rostro de Cristo que “no vino a ser servido sino a servir”. Manifestamos así la necesidad de hacer presente también un humanismo que nos lleve a ser cada vez más coherentes con lo que creemos y predicamos, queriendo motivar a todos a velar por los derechos humanos del migrante, entre los cuales está el derecho a no tener que migrar, y salvaguardar la integridad y la vida.
Como obispos, alentamos a nuestros fieles a mantener la esperanza en la vida nueva. Es tarea de los fieles que celebran esta fe, agradecer a Dios por llegar a la primera meta, el sueño americano, y además mantener la esperanza de llegar a la meta final, al encuentro con el Padre celestial. Esto es lo que nos alienta a seguir adelante, puesto que somos peregrinos y a la vez migrantes, no obstante, el sufrimiento causado por la injusticia y la pérdida de valores. La confianza y la esperanza suscita el ánimo y nos da aliento para buscar una vida digna y tranquila para ser constructores de Paz.
No olvidemos que cada migrante es portador de los valores humanos de su país, por la riqueza de sus tradiciones y costumbres, ellos llevan un espíritu de vida y de fe, con la posibilidad de enriquecer la cultura del lugar que los reciba.
Nos encomendamos a la Sagrada Familia de Nazaret, para que interceda por nosotros y por tantas familias que han tenido que separarse a consecuencia de la migración.
Tapachula, Chiapas a 11 de septiembre de 2019.
+ José Guadalupe Torres Campos.
Obispo de Ciudad Juárez
Responsable de la DEPMH
+Guido Charboneau
Obispo de Cholutaca, Honduras.
+ Elías Samuel Bolaños
Obispo de Zacatecoluca, El Salvador.
+ Miguel Ángel Moran
Obispo de Santa Ana, El Salvador.
+ Constantino Barrera Morales,
Obispo de Sonsonate, El Salvador.
+ Jaime Calderón Calderón
Obispo de Tapachula, México
+ Alfonso G. Miranda Guardiola
Obispo Auxiliar de Monterrey
Secretario General de la CEM
Pbro. Robert Stark
Desarrollo Humano Integral
Migrantes y Refugiados Vaticano