Mensaje Pascua 2008
Hermanos, amigos, colaboradores en el servicio a nuestra amada Iglesia de Tijuana, y en beneficio de nuestra sociedad, alegrémonos celebramos el misterio central de nuestra fe, Cristo muerto y resucitado para nuestra salvación. “Cristo resucitado, simbolizado por el cirio pascual encendido, nos recuerda que Cristo es la luz; Cristo es el camino, la verdad y la vida”.
Sigamos a Cristo siendo dóciles y atentos a su palabra, viviendo de su palabra como verdadero maná que alimenta a todo discípulo, como los peregrinos de Emaús que reconocen al Resucitado en la fracción del pan.
Seamos cada vez más alegres en el ejercicio de nuestra fe para combatir la ambición desmedida por la riqueza que hace olvidar que la ayuda a quien más lo necesita es un deber ineludible de quien se confiesa cristiano, solo el amor nos hace sensibles y solidarios con los que sufren principalmente aquellos a causa de la injusticia y la maldad del hombre mismo.
Redescubramos juntos con alegría el don maravilloso y extraordinario de la paz, “don que hay que acoger con generosidad, que hay que custodiar con cuidado, y hacer fructificar con madurez y responsabilidad”. Nuestra ciudad no es esclava de acontecimientos inevitables, la paz será siempre posible también allí donde se sufre y se muere a causa de la violencia.
Expresemos con valentía nuestra fe, sin temor a proclamarla en los diversos areópagos de nuestra sociedad, desenmascarando aquellas ideologías o corrientes de pensamiento que ofuscan ya apartan al hombre de Dios, impidiéndole vivir la dignidad y libertad de los hijos de Dios.
Intensifiquemos nuestra ayuda a las necesidades de nuestra iglesia, renovemos, también, nuestra confianza en la Iglesia, en nuestras instituciones que intentan dar una respuesta a las situaciones que experimenta el mundo de hoy cada vez más complejas.
+Mons. Rafael Romo Muñoz
Arzobispo de Tijuana
Pbro. Antonio Beltrán Coronado
Secretario-Canciller
Tijuana, B. C.,a 23 de marzo de 2008. Año de la Conversión Pastoral.