Pastoral Presbiteral de la Arquidiócesis acompaña a través de encuentros generacionales a presbíteros
Pastoral de la Comunicación.- El Directorio para el Ministerio y la vida de los presbíteros, subrayan que “la capacidad de cultivar y vivir madura y profundamente la fraternidad sacerdotal (…) en el ejercicio del ministerio es necesaria para incrementar la caridad pastoral en el presbítero, en la vivencia de la comprensión, ayuda y apoyo”. De manera que en este contexto, el impulsa de la Pastoral Presbiteral en la Arquidiócesis, específicamente en colaboración con sus presbíteros, principales agentes de esta pastoral continua fortaleciendo el encuentro intergeneracional entre los sacerdotes.
En efecto, el primer taller se realizó del 28 al 30 enero 2019, donde se reunieron presbíteros que tienen de 0 a 5 años de vida sacerdotal, así, como en una segundo taller del 12 al 14 de febrero del 2019, los presbíteros de 6 a 10 años. Los cuales, han podido tener momentos de encuentro, oración, convivencia y dialogo con el objetivo de dar continuidad al proyecto personal y comunitario de la fraternidad sacerdotal. En ambos talleres les ha acompañado el Sr. Arz. Dn Francisco Moreno Barrón, quien ha compartido con los sacerdotes esos espacios privilegiados de convivencia y dialogo. Además de otros sacerdotes del presbiterio que les han acompañado.
La experiencia enfatiza que el presbiterio diocesano no es una realidad abstracta ni una superestructura ideológica, sino se orienta hacia la vivencia de la fraternidad conformada por los sacerdotes y el obispo, fomentando las relaciones de confianza, sinceridad, amistad y cooperación. De forma, que esta experiencia ofrece entre otros medios la posibilidad de crear espacios para la conversación, la recreación, el descanso, la oración común, el compartir reposado y sereno de las inquietudes y preocupaciones que tejen la vida del ministro ordenado.
La construcción permanente de la atención a los presbíteros en sus diversas formas y expresiones se construye en proceso que implican esfuerzo y sacrificio, ya que no se trata de una meta inmediata sino de amplio alcance que abona poco a poco la tierra fértil de la vocación de cada presbítero, como explica la misma teología pastoral del ministerio ordenado.