Combatir la pobreza

No debemos acostumbrarnos nunca a un escenario de desigualdad social y una pobreza creciente como si se tratara de un fatalismo insuperable o un determinismo sin salida. El problema de fondo está “en la falta de fraternidad entre los hombres y entre los pueblos”, señalaba con agudeza Pablo VI, por ello debemos implementar programas y estrategias que partan de un autentico sentido de fraternidad: “lograr esta meta es tan importante que exige tomarla en consideración para comprenderla a fondo y movilizarse concretamente con el “corazón”, con el fin de hacer cambiar los procesos económicos, y sociales hacia metas plenamente humanas”.La pobreza comienza a superarse cuando nos encontramos en un escenario de fraternidad, solidaridad y conciencia social.Debemos reconocer la importancia que tiene la llamada estabilidad macroeconómica, que nuestro país ha alcanzado en los últimos años, para dar certidumbre a las inversiones que generan el desarrollo. También debemos señalar con la misma claridad que hace falta generar condiciones de justicia social para producir mayores empleos de calidad, que permitan un salario suficiente para una vida digna como personas, familias y sociedad.Esto implica la modernización de las estructuras productivas y las reformas legales que lo garanticen, una serie de acuerdos políticos que estén a la altura de lo que necesita la Nación mexicana y no sólo de los intereses limitados de algunos grupos políticos o gremiales.El combate a la pobreza debe incluir programas para el desarrollo integral de las personas y las comunidades a fin de que ellas mismas tomen la responsabilidad de su propio desarrollo.No bastan los programas sociales asistencialistas y tampoco los que se concentran en la atención al individuo aislado. 

Mons. Salvador Cisneros G.

Parroquia Santa Teresa de Ávila

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