“Siendo monaguillo me motivaba como el sacerdote celebraba y vivía la Eucaristía, eso inspiro mi vocación”: Seminarista J. Adrián Sánchez Benetts

Pastoral para la Comunicación. – Jorge Adrián Sánchez Benetts, nació el 29 de septiembre de 1992 en Tijuana, B. C. La Comunidad a la que pertenece es Santiago Apóstol, Col. Reforma y el sábado 10 de agosto por la gracia de Dios será ordenado Diácono para la Arquidiócesis de Tijuana, celebración presidida por el Sr. Arz. Francisco Moreno Barrón.

Su inquietud vocacional inicia por el servicio como monaguillo en su parroquia, le gustaba la convivencia que tenía con su grupo, perteneció a un grupo llamado ‘pioneros de Cristo’, siendo monaguillo estuvo cerca de la Liturgia, de la Eucaristía y en ella le motivaba como el sacerdote celebraba y vivía la Eucaristía, como prestaba el servicio al altar.

Posteriormente en su experiencia en el Seminario vivió muchos sentimientos dentro la formación, por una parte, alegría, paz, momentos de oración, otras con dificultades con los hermanos, por la convivencia diaria, dificultades consigo. Otra experiencia por la que se ve marcado es la de estudios, hay que ‘machetearle muy enserio’ – dijo-  en el Seminario se aprende a estudiar, a pensar, a ordenar ideas, pero todo necesario para la formación de la persona, se siente agradecido con la casa el seminario.

Antes de la ordenación diaconal dijo mantener la calma, cuando le dieron la noticia de la ordenación llegó el nervio, – “empiezo a experimentar una desesperación de querer entender todo cuanto estaba sucediendo”- ante este escenario, decidió entregarlo a Dios, ‘esa es la fuerza segura para mantener la quietud del momento’, aseguró el próximo Diácono.

Entre las experiencias que le han impactado como seminarista y que le comprometen y motivan a la ordenación diaconal dijo: “al principio uno no cree tener la capacidad de hablar por ejemplo con un matrimonio o de acercarse a un joven de tu edad, pero llega un momento que tu vida les ha ayudado en su fe por el testimonio que puedes darle. Me he alegrado cuando algunos jóvenes al escuchar mi testimonio vocacional han decidido vivir la experiencia del preseminario e incluso ingresan a la formación como seminaristas y algunas mujeres también a la vida consagrada, tengo ahora mismo un sobrino siendo seminarista. A la hora de la vida pastoral lo importante es la cercanía, uno como futuro sacerdote debe tener en todo momento esta cercanía con ellos e impactarlos a ellos con tu testimonio, pero al mismo tiempo aprendes, porque ellos van moldeando tu corazón y van exigiendo el sacerdote que necesitan, eso va marcando el camino del sacerdote que Dios espera de ti”.

Como todo mexicano encomienda su vocación a la Virgen María de Guadalupe. En los ejercicios espirituales previos a la ordenación les hablaron de otra advocación, María Inmaculada que forma parte de la historia de su vida como seminarista, esta imagen que les ha acompañado por casi 79 años en la casa de formación, a ellas me encomienda su futuro diaconado y sacerdocio. Sin embargo, hay un santo que le atrae, un fraile capuchino, S. Pío de Pietrelcina, fraile dedicado al acompañamiento, con gran misericordia en la confesión. “Cristo es el ejemplo, pero los santos son modelos también a una vida de santidad” – resaltó en entrevista- ‘Estoy feliz, con calma con mis hermanos y compañeros con los que me ordenaré, con mi familia, vivo en paz y dispuesto, Praesto Sum’.

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