Vísperas – JUEVES II SEMANA DE PASCUA 2020

Jueves, 23 de abril de 2020.

 

  1. Dios mío, ven en mi auxilio.
  2. Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

 

Himno 1

Nuestra Pascua inmolada, aleluya,

es Cristo el Señor, aleluya, aleluya.

Pascua sagrada, ¡oh fiesta universal!,

el mundo renovado

canta un himno a su Señor.

Pascua sagrada, ¡victoria de la cruz!

La muerte, derrotada,

ha perdido su aguijón.

Pascua sagrada,

 

¡oh noche bautismal!

Del seno de las aguas

renacemos al Señor.

Pascua sagrada, ¡eterna novedad!

Dejad al hombre viejo,

revestíos del Señor.

Pascua sagrada. La sala del festín

se llena de invitados

que celebran al Señor.

Pascua sagrada, ¡Cantemos al Señor!

Vivamos la alegría

dada a luz en el dolor.

 

Salmodia

Antífona 1: Dios lo ha nombrado juez de vivos y muertos. Aleluya.

 

Salmo 71,1-11

 

Poder real del Mesías

 

Abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. (Mt 2,11)

 

Dios mío, confía tu juicio al rey,

tu justicia al hijo de reyes,

para que rija a tu pueblo con justicia,

a tus humildes con rectitud.

 

Que los montes traigan paz,

y los collados justicia;

que él defienda a los humildes del pueblo,

socorra a los hijos del pobre

y quebrante al explotador.

 

Que dure tanto como el sol,

como la luna, de edad en edad;

que baje como lluvia sobre el césped,

como llovizna que empapa la tierra.

 

Que en sus días florezca la justicia

y la paz hasta que falte la luna;

que domine de mar a mar,

del Gran Río al confín de la tierra.

 

Que en su presencia se inclinen sus rivales;

que sus enemigos muerdan el polvo;

que los reyes de Tarsis y de las islas

le paguen tributo.

 

Que los reyes de Saba y de Arabia

le ofrezcan sus dones;

que se postren ante él todos los reyes,

y que todos los pueblos le sirvan.

 

Antífona 2: Él será la bendición de todos los pueblos. Aleluya.

 

Salmo 71,12-20

 

Él librará al pobre que clamaba,

al afligido que no tenía protector;

+ él se apiadará del pobre y del indigente,

y salvará la vida de los pobres;

él rescatará sus vidas de la violencia,

su sangre será preciosa a sus ojos.

 

Que viva y que le traigan el oro de Saba;

que recen por él continuamente

y lo bendigan todo el día.

 

Que haya trigo abundante en los campos,

y susurre en lo alto de los montes;

que den fruto como el Líbano,

y broten las espigas como hierba del campo.

 

Que su nombre sea eterno,

y su fama dure como el sol;

que él sea la bendición de todos los pueblos,

y lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra.

 

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,

el único que hace maravillas;

bendito por siempre su nombre glorioso;

que su gloria llene la tierra.

¡Amén, amén!

 

Antífona 3: Jesucristo es el mismo ayer y hoy, y siempre. Aleluya.

 

Ap 11, 17-18;12,10b-12a

 

El juicio de Dios

 

Gracias te damos, Señor Dios omnipotente,

el que eres y el que eras,

porque has asumido el gran poder

y comenzaste a reinar.

 

Se encolerizaron las gentes,

llegó tu cólera,

y el tiempo de que sean juzgados los muertos,

y de dar el galardón a tus siervos, los profetas,

y a los santos y a los que temen tu nombre,

y a los pequeños y a los grandes,

y de arruinar a los que arruinaron la tierra.

 

Ahora se estableció la salud y el poderío,

y el reinado de nuestro Dios,

y la potestad de su Cristo;

porque fue precipitado

el acusador de nuestros hermanos,

el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.

 

Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero

y por la palabra del testimonio que dieron,

y no amaron tanto su vida que temieran la muerte.

Por esto, estad alegres, cielos,

y los que moráis en sus tiendas.

 

Lectura Breve

1 Pe 3, 18. 22

Cristo murió una sola vez por nuestros pecados, siendo justo murió por nosotros los

injustos, para llevarnos a Dios. Fue entregado a la muerte según la carne, pero fue resucitado según el espíritu. Él, después de subir al cielo, está a la diestra de Dios y le están sometidos los ángeles, las dominaciones y las potestades.

 

Responsorio Breve

  1. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya, aleluya.
  2. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya, aleluya.
  3. Al ver al Señor.
  4. Aleluya, aleluya.
  5. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
  6. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya, aleluya.

 

Canto Evangélico

Antífona: El que tiene fe en el Hijo tiene la vida eterna. Aleluya.

 

Magníficat Lc 1, 46-55

 

Alegría del alma en el Señor

 

Proclama mi alma la grandeza del Señor,

se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;

porque ha mirado la humillación de su esclava.

 

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,

porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:

su nombre es santo,

y su misericordia llega a sus fieles

de generación en generación.

 

Él hace proezas con su brazo:

dispersa a los soberbios de corazón,

derriba del trono a los poderosos

y enaltece a los humildes,

a los hambrientos los colma de bienes

y a los ricos los despide vacíos.

 

Auxilia a Israel, su siervo,

acordándose de la misericordia

—como lo había prometido a nuestros padres—

en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

 

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

 

 

Preces

Alabemos y glorifiquemos a Cristo, a quien Dios Padre constituyó fundamento de nuestra esperanza y primicia de la humanidad resucitada, y aclamémoslo suplicantes: Rey de la gloria, escúchanos.

Señor Jesús, tú que, por tu propia sangre y por tu resurrección, penetraste en el santuario de Dios,

— llévanos contigo al reino del Padre.

Tú que, por tu resurrección, robusteciste la fe de tus discípulos y los enviaste a anunciar el Evangelio al mundo,

— haz que los obispos y presbíteros sean fieles heraldos de tu Evangelio.

Tú que, por tu resurrección, eres nuestra reconciliación y nuestra paz,

— haz que todos los bautizados vivan en la unidad de una sola fe y de un solo amor.

Tú que, por tu resurrección, diste la salud al tullido del templo,

— mira con bondad a los enfermos y manifiesta en ellos tu gloria.

Aquí se pueden añadir algunas intenciones libres.

Tú que, por tu resurrección, fuiste constituido primogénito de los muertos que resucitan,

— haz que los difuntos que en ti creyeron y esperaron participen de tu gloria.

Terminemos nuestra oración con las palabras del Señor:

 

Padre Nuestro

Padre nuestro, que estás en el cielo,

santificado sea tu nombre,

venga tu reino,

hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día,

perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;

no nos dejes caer en tentación,

y líbranos del mal.

 

Oración

Te pedimos, Señor, que los dones recibidos en esta Pascua den fruto abundante en toda nuestra vida. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

Amén.

 

Conclusión

  1. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
  2. Amén.

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