Los Obispos nos invitan a solidarizarnos con nuestros hermanos del sur afectados por los fenómenos naturales

Ciudad de México, a 14 de Septiembre de 2017.

 

Reciban cordiales saludos.

 

Sin dejar de solidarizarnos por los fenómenos naturales que han afectado a diversas partes del mundo, es momento de mirar y trabajar con apremiante caridad por nuestro país, ante los recientes desastres causados por eventos meteorológicos y sísmicos. Desde la Conferencia del Episcopado Mexicano elevamos en primer lugar nuestra plegaria, por el casi centenar de personas fallecidas hasta el momento, y por los aún heridos, expresando nuestra solidaridad ante el dolor que sufren sus familias. De igual manera, acompañamos a nuestros hermanos, que han sufrido graves afectaciones por todo el territorio nacional, por la destrucción de sus viviendas, a los pueblos que han quedado incomunicados, y que han visto dañadas numerosas escuelas, edificios y templos.

Ante esta emergencia, hemos contactado a cada uno de los Obispos de las diócesis afectadas, quienes nos hablaron acerca de las pérdidas humanas y materiales que han sufrido, así como sus necesidades más urgentes.

En Veracruz, se reportan daños en todo el Estado, con declaratoria de emergencia por el huracán Katia y por el temblor, con afectaciones en miles de viviendas, carreteras, puentes, escuelas y templos. Y donde las comunidades, junto con protección civil y las parroquias, están haciendo frente a esta situación.

Los Obispos de la zona sur del país, han priorizado la ayuda a las diócesis más afectadas que son: la Arquidiócesis de Antequera Oaxaca, las diócesis de Tehuantepec y Tapachula, y la prelatura de los Mixes. Este acuerdo fue posible, gracias a la comunicación permanente que existe entre ellos. Aunque hasta el momento no ha sido posible cuantificar todos los daños, ya que existen factores como los derrumbes, que mantienen muchas poblaciones incomunicadas, por una parte, y por otra, las réplicas de los temblores, que no han cesado.

Hoy vemos múltiples corazones heridos e innumerables familias sin techo, que no deben quedar en el abandono, por eso nuestra tarea como pastores, es animar en la esperanza, acompañada de la oración, fomentar la ayuda solidaria y la responsabilidad social.

Si trabajamos todos unidos, iglesias, gobierno y sociedad civil, lograremos atender no solo las necesidades más urgentes en todo el país, sino ayudaremos a superar la crisis que este desastre natural ha dejado en el alma, apoyaremos la reconstrucción material, y el fortalecimiento personal.

Es reconfortante saber que como mexicanos siempre estamos dispuestos ayudar al que sufre, por lo que ponemos en sus manos la forma para colaborar:

  • Llevar víveres a los centros de acopio que están dispuestos por Cáritas Mexicana
  • Los números de cuentas de Cáritas Mexicana
  • Los números de cuenta de la Diócesis de Tehuantepec y la Arquidiócesis de Tuxtla Gutiérrez.

No menos importante es informar sobre las Iglesias dañadas, algunas de ellas cerradas, entre las cuales se encuentran algunos templos, del siglo XVI, XVII y XVIII, y que esperamos sean reconstruidos, después de atender la prioridad que son nuestros hermanos afectados.

Para los cristianos la caridad es la fuerza, que nos mueve a comprometernos con generosidad y valentía por la vida de los demás, porque mediante ella compartimos lo que somos y tenemos, pero más aún, compartimos a Dios que es amor, amor que conforta, ayuda, anima y levanta como el samaritano de la parábola (Lc 10, 25-37).

 

 

+ José Francisco Robles Ortega

Arzobispo de Guadalajara y

Presidente de la Conferencia Episcopal Mexicana

 

Alfonso G. Miranda Guardiola

Obispo Auxiliar de Monterrey

Secretario General de la Conferencia

del Episcopado Mexicano

 

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