Papa Francisco: “La señal de que tu corazón se ha convertido es cuando la conversión sabe compartir”
Pastoral para la Comunicación. -Tras una pausa en las audiencias generales el Papa Francisco ha continuado esta tercera semana de agosto 2019 con el ciclo de catequesis sobre los Hechos de los Apóstoles. En la que afirmo que “la señal de que tu corazón se ha convertido es cuando la conversión llega a tus bolsillos, cuánto toca tu propio interés: allí es donde ves si uno es generoso con los demás, si uno ayuda a los más débiles, a los más pobres: cuando la conversión llega allí, asegúrate de que es una verdadera conversión”, ha reflexionado el Papa.
La koinonia es una palabra griega que significa “poner en comunión”, “compartir”, ser como una comunidad, no aislada. “Esta es la experiencia de la primera comunidad cristiana”, ha indicado el Santo Padre, es decir, “compartir”, “comunicar, participar”, no aislarse.
La comunidad, o koinonia, se convierte así en el nuevo modo de relación entre los discípulos del Señor, ha señalado. “Los cristianos experimentan una nueva forma de estar entre ellos, de comportarse”. Este camino era el amor. “Pero no el amor a las palabras, no el amor falso: el amor a las obras, a ayudarse unos a otros, el amor concreto, la concreción del amor”, ha matizado el Papa.
El Papa ha advertido del riesgo de ser “turistas de catacumbas” y ha aclarado que “no debemos ser turistas en la Iglesia, sino hermanos entre nosotros”. Así lo ha expresado: “Hay muchos turistas en la Iglesia que están siempre de paso, pero nunca entran en la Iglesia: es el turismo espiritual el que les hace creer que son cristianos, mientras que sólo son turistas de las catacumbas”.
Francisco se ha referido así a los que actúan con hipocresía, advirtiendo de que la hipocresía “es el peor enemigo de esta comunidad cristiana, de este amor cristiano: fingir que nos amamos unos a otros, pero sólo buscando el propio interés”.
La hipocresía es el peor enemigo de esta comunidad cristiana, de este amor cristiano: fingir que nos amamos unos a otros, pero sólo buscando el propio interés. Fallar en la sinceridad de compartir, de hecho, o fallar en la sinceridad del amor, es cultivar la hipocresía, distanciarse de la verdad, volverse egoísta, apagar el fuego de la comunión y destinarse al frío de la muerte interior. Los que se comportan así pasan por la Iglesia como turistas. Hay muchos turistas en la Iglesia que están siempre de paso, pero nunca entran en la Iglesia: es el turismo espiritual el que les hace creer que son cristianos, mientras que sólo son turistas de las catacumbas.