“La vitalidad de los laicos se manifiesta en tiempos de pandemia” Arzobispo Francisco Moreno Barrón
“Nuestra Arquidiócesis está más viva que nunca y en gran medida esto es por ustedes mujeres y hombres lacios que asumen su compromiso bautismal con seriedad pero que viven en el mundo dando testimonio de su fe en Cristo Jesús y de su amor a Dios”
Pastoral para la Comunicación. – La plena pertenencia de los fieles laicos a la Iglesia y a su misterio, y el carácter peculiar de su vocación, que tiene en modo especial la finalidad de “buscar el Reino de Dios tratando las realidades temporales y ordenándolas según Dios” como se describe a los laicos en la Constitución Lumen Gentium del Concilio Vaticano II, sigue respondiendo al momento actual.
En razón de lo anterior el Arzobispo Metropolitano Dn. Francisco Moreno Barrón al celebrar la Eucaristía al inicio de esta tercera semana de julio enfatizó la necesidad de animar, reconocer y alentar a los laicos y su compromiso en la sociedad y en la Iglesia. “En este día en que he celebrado la Santa Misa con el esquema de oraciones por los laicos he tenido muy presente a todos los laicos y al Consejo Diocesano de Pastoral en el que participan laicos, así como a los integrantes del Consejo Diocesano de Laicos”.
El Arzobispo explico: “Que importante labor siguen haciendo en medio de sus parroquias, decanatos y en “Espacio Digital” con su programa rico en contenidos y ejemplar que hemos titulado “Hoy es tiempo de los laicos”. Felicito a todos los laicos de los movimientos, grupos y asociaciones laicales. Nuestra Arquidiócesis tiene una gran vitalidad en Ustedes y ahora se ha manifestado en este tiempo de pandemia. Yo les digo: nuestra Arquidiócesis está más viva que nunca y en gran medida esto es por ustedes mujeres y hombres lacios que asumen su compromiso bautismal con seriedad pero que viven en el mundo dando testimonio de su fe en Cristo Jesús y de su amor a Dios”, concluyo Mons. Francisco Moreno Barrón.
El momento presente sigue despertando la misión y vocación de los laicos en cuanto incorporados a Cristo por el Bautismo, integrados al Pueblo de Dios y hechos partícipes a su modo del oficio sacerdotal, profético y real de Cristo, ejercen en la Iglesia y en el mundo la misión de todo el pueblo cristiano en la parte que a ellos les corresponde.