Mensaje para la 56ª Jornada Mundial de las Vocaciones 2019, “la llamada del Señor no es una intromisión de Dios en nuestra libertad”
Pastoral de la Comunicación.- En el Mensaje con ocasión de la 56ª Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, el Papa Francisco subraya que la llamada del Señor, “no es una intromisión de Dios en nuestra libertad. Subrayando que “la vocación es una invitación a no quedarnos en la orilla con las redes en la mano, sino a seguir a Jesús por el camino que ha pensado para nosotros, para nuestra felicidad y para el bien de los que nos rodean”.
El Mensaje, retoma como punto de reflexión lo que compartió con los jóvenes en Panamá en la 34ª Jornada Mundial de la Juventud centrando en “cómo la llamada del Señor nos hace portadores de una promesa y, al mismo tiempo, nos pide la valentía de arriesgarnos con él y por él”. Y para ello el obispo de Roma se basa en “la escena evangélica de la llamada de los primeros discípulos en el lago de Galilea” (Mc 1,16-20), en las que a veces se obtiene una buena pesca, otras veces, en cambio, hay que “armarse de valor para pilotar una barca golpeada por las olas, o hay que lidiar con la frustración de verse con las redes vacías”, expresa el Papa Francisco.
Además, explica que la llamada del Señor, “no es una intromisión de Dios en nuestra libertad; no es una ‘jaula’ sino que al contrario, “es la iniciativa amorosa con la que Dios viene a nuestro encuentro” para invitarnos a ser parte de “gran proyecto”, “mostrándonos en el horizonte un mar más amplio y una pesca sobreabundante”.
Necesario para abrazar la vocación es “el valor de arriesgarse y decidir” e implicarnos “con todo nuestro ser y correr el riesgo de enfrentarnos a un desafío desconocido” – agrega el Santo Padre porque “cuando estamos ante el vasto mar de la vocación, no podemos quedarnos a reparar nuestras redes, en la barca que nos da seguridad, sino que debemos fiarnos de la promesa del Señor”. Al tiempo que explica que la vida cristiana se expresa en elecciones “que dan una dirección precisa a nuestra navegación”, y “contribuyen al crecimiento del Reino de Dios en la sociedad”.
En efecto, el Papa Francisco exhorta a los jóvenes a que no se dejen contagiar por el miedo que paraliza ante las altas cumbres que el Señor nos propone. Por el contrario, la Iglesia ofrece a los jóvenes escucha y discernimiento y especialmente mantener fija la mirada en María.