Buscar la reconciliación

El evangelio de hoy es parte del cuarto discurso de Jesús dedicado a las relaciones comunitarias en la Iglesia. Es un texto que invita a los miembros de la comunidad a restablecer, cueste lo que cueste, la unidad y la concordia fraterna entre los hermanos.

El tema de la corrección fraterna es clásico, pero su ejercicio supone humildad, amor, delicadeza y sensibilidad.

El texto es una invitación a buscar, a toda costa, la unidad y el acuerdo con el hermano, agotando todas las posibilidades de diálogo y de aclaración antes de una separación definitiva.

Ante un pecado o una mala acción del hermano, el evangelio propone utilizar la palabra sincera y caritativa. Una palabra dialogante y misericordiosa que “busca salvar a tu hermano”.

En nuestra sociedad se intenta restablecer la justicia a través de un juicio que establece la condena del culpable después del veredicto de un juez. Es un sistema jurídico que castiga el mal eliminando al culpable y provocando “miedo”, un miedo que luego hará que el hombre se comporte bien. Se combate la fuerza por medio de la fuerza.

El evangelio propone otro camino: entrar en diálogo con el hermano e intentar convencerlo de su mal para que cambie. El procedimiento no es de tipo jurídico, sino una verdadera “mediación” de amor que desea tocar al hombre para que libremente opte por el bien.

Lo que Dios quiere no es la muerte del pecador sino que se convierta y viva. Se busca por todos los medios salvar al “otro”, no condenarlo.

Este estilo de diálogo fraterno corresponde a la voluntad del Padre del cielo que se preocupa por buscar y recuperar a los hermanos más pequeños (Mt 18,14). Sólo si este intento misericordioso llegara a fracasar, al hermano se le coloca en la categoría de los paganos, que no comparten el estilo de vida de los discípulos, pero que son siempre objeto del amor misericordioso de Dios.

 

Mons. Salvador Cisneros

Parroquia Santa Teresa de Ávila

 

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