La familia, una casa de salvación

Uno de los términos más frecuentes en las Sagradas Escrituras es el de "casa",

repetido 2.092 veces en Antiguo Testamento y 209 veces en el Nuevo Testamento.

 

La imagen de la casa tiene un gran valor religioso y cultural. Es un espacio indispensable, en donde la familia debe sobrevivir y vivir, y está constituida por las personas que en la familia viven, sufren y dialogan.

 

En la casa destacan las paredes de piedras vivas, metáfora de los hijos, de algo que crece, que tiende hacia lo alto. La plenitud de la familia está tendencialmente confiada a la descendencia.

 

La "casa", es decir la familia, está compuesta por tres "habitaciones". La primera es la habitación del dolor, de la incomprensión, de la violencia, de la que la misma Biblia da testimonio y el mundo de hoy padece hasta el extremo.

 

La segunda habitación es la del trabajo: en su obra de creación, Dios "no es ciertamente semejante a un guerrero destructor, como sucedía en las antiguas cosmogonías del Oriente Próximo" sino se parece más bien a un obrero que trabaja durante toda una jornada laboral de seis días (Gen 1,1) o a un "pastor" (Sal 23) o un "campesino" (Sal 65,10-14).

 

A esta luz, el salmista pinta un delicioso hogar que tiene en el centro una mesa festiva donde está sentado el padre de familia que puede alimentar a su esposa y a los hijos, vigorosos ramos de olivo, a través de la fatiga de sus manos" .

 

La habitación de fiesta es la estancia de la "alegría familiar". A través de la fiesta el hombre se hace perfecto, entra en lo trascendente, en el culto, en lo eterno.

 

Pero, la cultura que nos domina hoy, mira más al dinero que al trabajo. Urge redescubrir la ética del trabajo bien hecho que se aprende principalmente en familia. En familia se aprende la cultura de la gratuidad, entendida no tanto como sacrificio o como trabajo sino como don.

 

La mentalidad de ganancia a toda costa arruina lo mejor de los trabajadores, "compra" su corazón y "seca" la fuerza trabajadora. Hay que "rehumanizar" la relación economía-familia y prohibir la publicidad dirigida a los niños y la publicidad de máquinas de juego y otros juegos de azar, tan nocivos para las relaciones familiares.

 

Mons. Salvador Cisneros

Parroquia Santa Teresa de Ávila

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