Así será el fin del mundo. Saldrán los ángeles a separar a los malos de los buenos
LECTIO
Evangelio: Mateo 13,47-53
En aquel tiempo, dijo Jesús a la muchedumbre: También sucede con el Reino de los Cielos lo que con una red que echan al mar y recoge toda clase de peces; una vez llena, los pescadores la sacan a la playa, se sientan, seleccionan los buenos en cestos y tiran los malos.
Así será el fin del mundo. Saldrán los ángeles a separar a los malos de los buenos y los echarán al horno de fuego; allí llorarán y les rechinarán los dientes.
Jesús preguntó a sus discípulos: -Habéis entendido todo esto?
Ellos le contestaron: -Sí.
Y Jesús les dijo: -Todo maestro de la Ley que se ha hecho discípulo del Reino de los Cielos es como un padre de familia que saca de su tesoro cosas nuevas y viejas. Cuando Jesús acabó de contar estas parábolas, se marchó de allí.
VERSOS PARA ORAR EN VERANO: Vacaciones con Dios
3. Un templo, una catedral CATEDRAL
TRANSFIGÚRAME.
Señor, transfigúrame.
Traspáseme tu rayo rosa y blanco.
Quiero ser tu vidriera,
tu alta vidriera azul, morada y amarilla
en tu más alta catedral.
Quiero ser mi figura, sí, mi historia,
pero de Ti en tu gloria traspasado.
Quiero poder mirarte sin cegarme,
convertirme en tu luz, tu fuego altísimo
que arde de Ti y no quema ni consume…
Te siento aquí, Señor, en el silencio
de estas piedras antiguas, impregnadas
de la oración, las penas, las nostalgias
de tanto siglo y hombre.
Aquí me envuelve tu presencia, dentro.
Y te siento, Señor, también afuera.
No me estorban, me ayudan estos ruidos,
campesinos, de aldea; yunque, esquila,
ruiseñores de junio en los alisios
de la orilla, el torrente, las pisadas
de las yuntas que vuelven del trabajo,
solitario ladrido, insectos, grillos,
la difusa plegaria de la tarde.
Yo te siento, Señor, dentro y afuera
de esta iglesia románica.
Y te siento también, Señor, en esa
nave reciente de ladrillos nuevos,
de cemento y de acero sin colores,
de esta iglesia de actual arquitectura
con su audaz sencillez, despojamiento,
como oración humilde o mano abierta,
con sus nuevas imágenes, distintas,
y su estilo, trasunto del hoy vivo.
Y tampoco me estorban esos otros
ruidos del ajetreo ciudadano:
prisa, rueda, disparo reactor,
en el aire agitado que la envuelve,
emanación del vértigo y dinámica
de este vivir moderno que me agota.
Yo te siento, Señor, aquí también.
Tú eres el Dios de ayer, el «alfa» antigua,
y el Dios del hoy, el «alfa» siempre aurora
y la «omega» de nunca.
ORATIO
Oh Padre, nosotros quisiéramos glorificarte como tú deseas y mereces. Por eso, quisiéramos darte culto no tanto a través de la materialidad de los actos rituales como a través de nuestra vida diaria vivida “en espíritu y en verdad”.
Sabemos que tú moras particularmente en los hermanos y en las hermanas necesitados, en los que tienen hambre y sed, en quienes están solos y tristes, en quienes están enfermos y privados de lo necesario, yen ellos esperas tu glorificación. Ellos son, de un modo absolutamente particular, la morada que te has elegido para ser honrado y glorificado. Nos lo dijo tu Hijo, Jesús, que fue el primero en darte gloria entregando la vida por todos nosotros, sus hermanos.
Tú sabes lo débiles que somos y cuánto nos cuesta, en ocasiones, darte el culto que tú esperas de nosotros. Nos resulta más fácil repetir ritos, incluso bellamente ejecutados y perfectos, que comprometemos en la vida concreta en favor de nuestros hermanos y de nuestras hermanas. Sálvanos de esta debilidad nuestra. Haz que seamos «peces buenos» cogidos por tu red para tu Reino.
Amén.
Mons. Salvador Cisneros
Parroquia Santa Teresa de Ávila