La Pequeña Misa Solemne de G. Rossini, se presentó en la Catedral de Ntra. Sra. de Guadalupe, bajo la batuta del Dir. Francesco V. Grigolo

Pastoral de la Comunicación

Tijuana, B.C.- A dos décadas de que S. Juan Pablo II, escribiera en su Carta a los artistas la necesidad de que la Iglesia requiere de los músicos, expresando: ¡Cuántas piezas sacras han compuesto a lo largo de los siglos personas profundamente imbuidas del sentido del misterio! Innumerables creyentes han alimentado su fe con las melodías surgidas del corazón de otros creyentes, que han pasado a formar parte de la liturgia o que, al menos, son de gran ayuda para el decoro de su celebración.

Es la iluminación, para referir el “Gran Concierto Decembrino” que la Arquidiócesis de Tijuana, realizó con la presentación de la Petite Messe Solennelle de G. Rossini, bajo la dirección del maestro Francesco V. Grigolo, el pasado viernes 14 de diciembre a las 19:00 hrs. en la Catedral de Ntra. Sra. de Guadalupe, (Calle 2da. Zona Centro) a la que asistieron miembros del presbiterio de Tijuana, el Seminario Diocesano, las comunidades de vida consagrada, laicos de las comunidades parroquiales, miembros del Consejo Diocesano de Laicos y Movimientos apostólicos, así como la sociedad en general.

La obra sacra, data de cinco años antes de la muerte del compositor Gioacchino Rossini,  hacía el año de 1863, él mismo, escribiría sobre su póstuma obra “todas mis composiciones son escenas y esta es la última de todas”. En la partitura realizó Rossini la siguiente anotación: “Buen Dios, aunque he tratado de escribirte esta música sacra, ya sabes que yo nací para la ópera cómica. Un poco de ciencia, un poco de corazón, eso es todo lo que soy capaz de ofrecer. Así que te ruego que la bendigas y me garantices el paraíso”. Las piezas que componen la Misa, presentan piezas tan destacables como el Sanctus, íntegramente a capella, o el Kirie Eleison de un contrapunto propio de Palestrina. El Agnus Dei al final con una tesitura predilecta en la voz del contralto.

Por su parte, el Sr. Arzobispo Dn. Francisco Moreno Barrón, agradeció la presencia de todos los asistentes, especialmente en estas celebraciones cercanas de la Natividad. Reconoció la labor extraordinaria del director Francesco V. Grigolo originario de Italia, quien participa en un proyecto internacional conocido como “Fronteras musicales”. Así, como los diversos coros, entre ellos: el Coro Arquidiocesano y al Prof. Cesar A. Solórzano, al Ensamble Escénico Vocal   JA SIT,  del Mtro. Iván Mares, integrantes del Coro sinfónico del CAM, y a la soprano Mariana Flores, a la contralto Ivvana Valadez, Alberto Español tenor y Dante Buzo bajo, Ana Laura Rodríguez al piano y de las Mtras. Dzaya Castillo y Eva Monroy y maestros colaboradores como Daria Abreu y Emiliano López. De manera especial agradeció a los jóvenes integrantes de la Orquesta por su empeño para cultivar el don y talento musical y la participación de ciudadanos que con sus recursos y apoyo hicieron posible esta obra, al igual que al Pbro. Juan García Ruvalcaba, Párroco de la Catedral por las facilidades prestadas para dicho evento y a su equipo en los diversos aspectos. Se prevé, que el mismo concierto sea presentado nuevamente en el marco del Encuentro Nacional de Música Sacra en el mes de febrero del 2019.

La Petite messe, puede ser considerada como el “testamento espiritual de Rossini” compartido en este extraordinario concierto que acentúa en sus notas, armonía y originalidad, una meditación, una plegaría, un suspiro, un gozo o un lamento que dilata el espíritu y dispone el corazón. En el canto, la fe se experimenta como exuberancia de alegría, de amor, de confiada espera en la intervención salvífica de Dios.

 

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