Nuestro Arzobispo Francisco: La vida consagrada es un don para esta familia de la Iglesia diocesana
Pastoral de la Comunicación.-En el marco de la Jornada Mundial de la Vida Consagrada, que se celebra este año con el lema “Padre nuestro. La vida consagrada, presencia del amor de Dios” que tiene como objetivo “dar gracias a Dios por el don de la vida, y más concretamente de la vida consagrada en el seno de la Iglesia y para el servicio de todos”. Con esta intención presente en el corazón de la comunidad eclesial y del Arzobispo Metropolitano Mons. Francisco Moreno Barrón, celebró la Fiesta de la Presentación del Señor, dando gracias por el don de la Vida Consagrada en esta Arquidiócesis. Con la Celebración Eucarística y el encuentro con religiosos y religiosas el del 02 de febrero 2019, en la Parroquia de Ntra. Sra. de Guadalupe (Zona Río).
La historia de la Iglesia de Tijuana, que recientemente celebró su 55 Aniversario, queda de manifiesto que desde sus inicios se ha visto favorecida con el testimonio y el carisma de diversas congregaciones religiosas, y especialmente de los religiosos y religiosas que animan y sirven a la comunión de esta Iglesia particular. Sea en sus innumerables obras: sociales, educativas, evangelización, contemplación, entre otras. Lo que descubre que el corazón de la vida consagrada contribuye a tomar el pulso de las realidades contrastantes de tantos rostros, historias y personas en las diversas “periferias existenciales” sean temporales y espirituales de esta Iglesia de frontera, en la cual han manifestado su loable testimonio sacerdotes y religiosas consagrados. En efecto, nuestro Arzobispo Francisco, en variados momentos ha subrayado que los religiosos y religiosas son parte de la gran familia de la Iglesia, especialmente en la vida del bautismo y en la vocación que han recibido, ya que su entrega, oración y servicio a la Iglesia de esta Arquidiócesis es un testimonio de unidad y misericordia. Por lo cual, desde el propio carisma se está llamado a vivir en sintonía con el camino pastoral de la diócesis, sea en sus gozos que en los desafíos.
A este propósito, el Papa Francisco ha subraya que “la vida consagrada nace y renace del encuentro con Jesús tal como es: pobre, casto y obediente. Ya que vivir el encuentro con Jesús, es el remedio para la parálisis de la normalidad, abrirse a la cotidiana agitación de la gracia. Afirma el Papa Francisco frente a la vida compleja de hoy. Manifestado que los religiosos deben ofrecer tres formas de testimonio: el primer testimonio se encauza en “que se vea que Jesús es el centro.” Segundo testimonio, “es el espíritu de pobreza” Él advirtió a sus oyentes que, “Los consagrados —sean sacerdotes, religiosas o religiosos— nunca deben ser especuladores.” El tercer testimonio es “la misericordia” retomar las obras de misericordia, tanto las corporales como las espirituales.