Obispo de Roma: “No al consumismo que afecta a la fe y anestesia el corazón”

Pastoral para la Comunicación.- La Iglesia Católica inicia nuevo año litúrgico, el cual comienza con el tiempo del Adviento, específicamente con el primer domingo del Adviento. En este marco, el Papa Francisco al celebrar la eucaristía en el Altar de la Cátedra de la Basílica Vaticana durante la homilía afirmó que el Adviento significa venida. “El Señor viene. Hoy primer día del nuevo tiempo litúrgico el Señor viene también hoy en mi vida. Viene a tu vida” consideró el Obispo de Roma.

Respecto al Evangelio proclamado, denunció la actitud egoísta del consumismo por lo que explicó que en los tiempos de Noé todos reducían sus vidas a sus propias necesidades, contentándose “con una vida plana, horizontal, sin impulso”. “No había espera de nadie, sólo la pretensión de tener algo para sí mismo, para consumir”.

 

“El consumismo es un virus que afecta a la fe en su raíz porque te hace creer que la vida depende sólo de lo que tienes, y así te olvidas de Dios que viene a tu encuentro y de los que te rodean”.

 

Y añadió: “El Señor viene, pero tú sigues más bien los apetitos que vienen a ti; el hermano llama a tu puerta, pero te molesta porque perturba tus planes”. Lo que definió como “actitud egoísta del consumismo”, según la cual el “hermano llama a tu puerta, pero te da fastidio”.

El Papa Francisco no dudó en afirmar que: “Se vive de las cosas y ya no sabe para qué cosa; se tienen muchos bienes pero ya no se hace el bien; las casas se llenan de cosas pero se vacían de hijos: “Éste es el drama de hoy: casas llenas de cosas pero vacías de hijos, el invierno demográfico que estamos sufriendo”. Y prosiguió: Se desperdicia el tiempo en los pasatiempos, pero no se tiene tiempo para Dios y para los demás. Y cuando se vive para las cosas, las cosas nunca son suficientes, la avaricia crece y los otros se convierten en obstáculos en la carrera y así se termina por sentirse amenazados y, siempre insatisfechos y enojados, se eleva el nivel de odio. Yo quiero más, quiero más, quiero más”.

Concluyó su homilía en el primer domingo del Adviento, recordando que hay que velar y estar atentos. Hay que vencer esta tentación, el sentido de la vida no es acumular.

 

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