Las condiciones de la paz

La paz entre los pueblos que ha de fundarse en la verdad, la justicia, el amor y la libertad. Esos son sus pilares fundamentales, porque la paz no se logra infundiendo temor ni equipándose con las armas (carrera armamentista), con todo esto sólo se logra que entre los pueblos haya odios y división. No puede establecerse ni consolidarse si no se respeta el orden establecido por Dios. La base de toda ley humana es la dignidad, la personalidad natural del hombre, el mismo tiene derechos y deberes. 

El Papa Juan XXII, en su encíclica Paz en la Tierra, nos sugiere así criterios de acción. La paz puede darse en la sociedad, si primero se da en el interior de cada persona, uno debe de respetar el orden que Dios ha establecido. Esta es una verdad que nos obliga a respetar a nuestros semejantes, valorar el mundo del trabajo y la actuación de la mujer en la vida pública. 

Los gobernantes deben trabajar por políticas públicas que proporcionen una sociedad basada en la solidaridad y que se opone al individualismo. 

Se debe establecer el bien común nacional e internacional, esto sólo se logra uniendo la justicia con el amor. 

El Papa Juan XXIII definió el bien común como "el conjunto de las condiciones sociales que permiten y favorecen en los seres humanos el desarrollo integral de su persona" (Encíclica Mater et Magistra). 

La globalización acompañada de un "capitalismo salvaje" ha dejado a grandes sectores de la población marginados y excluidos. Ante esta realidad se deben aplicar políticas sociales de inclusión que permita que todos los hombres que habitan nuestra tierra puedan vivir dignamente. 

El gran problema de nuestro país es de carácter cultural y moral. Para revertir esta situación necesitamos recuperar el rol de nuestras instituciones y que nuestra dirigencia política y empresarial tome en cuenta que el ser humano no es sólo un instrumento para sus beneficios, sino para mejorar la sociedad en su conjunto. 

La paz no se logra sólo con la ausencia de la violencia sino llevando a la práctica los valores que hace que la paz exista. 

La paz constituye una aspiración universal, hoy y siempre. No debemos vivir acostumbrándonos a que la paz está lejos o que es un sueño, sino que la paz "es una tarea permanente". 

 

Mons. Salvador Cisneros

Parroquia Santa Teresa de Ávila

 

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