La puerta estrecha

El evangelio inicia con la pregunta: “Señor, ¿son pocos los que se salvan?”. Pero la pregunta está mal planteada. La salvación no es cuestión de números, lo decisivo no es pertenecer a un grupo religioso, ser fiel a tradiciones o a la práctica de preceptos.Lo que cuenta es atravesar “la puerta estrecha”, es decir, ser fieles en el compromiso y el esfuerzo por buscar el Reino de Dios. Esta es la única medida de la pertenencia a Cristo y la única garantía de que estamos en camino hacia el banquete del Reino.Luego viene la imagen de una puerta estrecha y frente a la cual se amontonan muchos queriendo entrar. Los primeros que se adelantan para entrar estánconvencidos de conocer y ser amigos de Cristo. Sin embargo la respuesta del Señor es tajante: “¡No sé de donde son!” No basta que hayan comido y bebido con él, ni haberlo escuchado predicar en sus plazas. Sólo una opción de vida según los criterios del reino y una conducta iluminada constantemente por la fe, logran abrir las puertas de la fiesta.Jesús quiere subrayar la dificultad y la exigencia de su seguimiento. Si los discípulos no se esfuerzan en seguir al Maestro, escuchando sus palabras y actuando en consecuencia, otros vendrán y entrarán. Son los verdaderos obradores de paz y de justicia, los verdaderos fieles. Estos sí que han puesto en práctica el evangelio y han entrado por la puerta estrecha, aun cuando no pertenecen oficialmente a la Iglesia de Cristo. Para Jesús los confines verdaderos de la Iglesia no son visibles y exteriores, sino que pasan a través del interior de las conciencias y de los corazones.La palabra de Dios es un fuerte llamado a comprometernos en el esfuerzo por vivir según los valores del evangelio. Nos recuerda que la salvación no se puede restringir a un grupo de privilegiados, pues el amor de Dios alcanza a todos los hombres. Es una exhortación al diálogo, al respeto, a la comunión y a la superación de las cerrazones de individuos o grupos que se consideran poseedores privilegiados y exclusivos del bien y de la salvación. 

Monseñor Salvador Cisneros G.

Parroquia Santa Teresa de Ávila

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