Solemnidad de Pentecostés. El Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi Nombre, les enseñará todo
Pastoral de la Comunicación. – La fiesta de Pentecostés nos recuerda, entre otras cosas la primera aparición de Jesús Resucitado a sus discípulos (Jn 20,19-23). El Señor se presenta ante ellos con sus llagas. Sus palabras los invitan a extender a todos los hombres el perdón de Dios:
– “Recibid el Espíritu Santo”. Jesús les había dicho que el Espíritu sería para ellos el Abogado y el Consolador. Gracias al Espíritu de la verdad, podrían descubrir la hondura del misterio de Cristo. Tras la muerte y resurrección de Cristo, se cumple aquella promesa.
– “A quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados”. En la noche de la agonía en Getsemaní, los apóstoles habían abandonado a su Maestro. Pero Jesús no se presenta ante ellos para juzgarlos y condenarlos, sino que les confía el ministerio del perdón.
– “A quienes se los retengan, les quedan retenidos”. El Resucitado confía a sus discípulos la misión de iniciar un discernimiento sobre el mal y el bien, sobre la obstinación en el mal y el arrepentimiento sincero y confiado.
Por otra parte, el Espíritu nos ayuda a pasar de la admiración a Jesús al reconocimiento del Cristo. Por eso nos atrevemos a invocar su venida:
“Ven, dulce huésped del alma”. Como Abrahán acogió en Mambré a los tres mensajeros celestes, así el Espíritu es acogido por el creyente en la pobre estancia de la tienda en la que vive. Si no damos posada al Espíritu, quedaremos vacíos y turbados.
“Descanso de nuestro esfuerzo, tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego”. Todos andamos más cansados y agotados de lo que solemos reconocer. Pero el Espíritu de Dios da sentido a nuestro trabajo y alegría a nuestro descanso.
“Gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos”. No es fácil consolar al que sufre. La indiferencia o el orgullo nos impiden ver el dolor humano con ojos de misericordia. Solo la luz del Espíritu de amor es manantial de consuelo y de esperanza.
Pentecostés, efusión de fe, esperanza y caridad
Asimismo, el Papa Francisco recordó en la Audiencia General del pasado miércoles que, el próximo domingo se celebrará la Solemnidad de Pentecostés para conmemorar el descenso del Espíritu Santo sobre María y los Apóstoles reunidos en Jerusalén en el Cenáculo: “Que el Señor los encuentre a todos preparados para recibir la abundante efusión del Espíritu Santo. La gracia de sus dones infunda en ustedes nueva vitalidad a su fe, revitalice la esperanza y dé fuerza operativa a la caridad”.