Tiempo de vivir las Obras de Misericordia corporales y espirituales
Pastoral para la Comunicación. – El Papa Francisco ha indicado en la bula Misericordiae Vultus (MV) y durante el jubileo dedicado a la misericordia que las obras de misericordia corporales y espirituales. Será un modo de despertar nuestra conciencia. Indicándonos que delante a Dios nos encontramos –todos– radicalmente necesitados de esa Misericordia. Por la condición humana pecadora, puede decirse que vivimos inmersos en un océano de misericordia divina; “estamos llamados a vivir en misericordia” (MV, 9).
Los Obispos de México ante esta pandemia ocasionada por la COVID-19, nos llaman a practicar las obras de misericordia, de manera que podamos contribuir a “poner tu granito de arena para generar el cambio que la sociedad de hoy tanto necesita. Las obras de misericordia invitan a predicar con el ejemplo, y a identificarnos con otros. Es decir, a anteponer nuestra humanidad a cualquier interés material, algo que actualmente hace mucha falta”.
Obras de misericordia
CORPORALES
- Dar de comer al hambriento
- Dar de beber al sediento
Se refieren a procurar las necesidades básicas del alimento y la bebida con los más desfavorecidos. Esto es parte del bien común que agrada a Dios y nos hace mejores personas.
- Dar posada al peregrino
Alojar a los viajeros era un gesto de calidad humana muy importante en tiempos antiguos, debido a los peligros que se encontraban en las travesías.
Actualmente, dar refugio a quien se encuentra en situación de calle, sigue siendo una obra de misericordia que manifiesta nuestra empatía con otro ser humano, y nos muestra la fraternidad que nos une como pueblo.
- Vestir al desnudo
Donar ropa que ya no utilizamos a alguien que la necesita, es una de las obras de misericordia que muchas familias ponen en práctica actualmente.
De esta manera contribuimos a proteger de las inclemencias del clima a los más desprotegidos, y también le hacemos un favor al planeta evitando que esta ropa se convierta en basura.
- Visitar al enfermo
Asistir y consolar a un enfermo, es un acto de amor al prójimo en el cual manifestamos al mismo tiempo nuestro amor al Creador. Así contribuimos a proteger su creación en nuestros hermanos enfermos. Nadie estamos exentos de sufrir una enfermedad, y cuando esto ocurre no podemos evitar que nuestro estado de ánimo decaiga. Por ello, es muy importante contar con el apoyo de nuestros semejantes, así evitamos caer en depresiones que solamente empeorarían nuestro malestar físico.
- Visitar a los presos
Esta obra de misericordia se refiere a dar ayuda tanto material como espiritual a quienes por diversas circunstancias se encuentran privados de su libertad.
- Enterrar a los difuntos
Teniendo en cuenta que el cuerpo es el estuche del alma.
ESPIRITULES
- Enseñar al que no sabe
Compartir el conocimiento es quizá el acto más noble que puede hacer un ser humano. De alguna manera trascendemos y dejamos una huella que nuestro aprendiz dejará a su vez en otros, dando así la posibilidad de crecer como sociedad.
- Dar buen consejo al que lo necesita
El consejo es uno de los dones otorgados por el Espíritu Santo. Por ello, esta obra de misericordia va más allá de dar opiniones personales a otro. Se trata de guiarlo en situaciones difíciles.
- Corregir al que se equivoca
Esta obra de misericordia consiste en llevar por el buen camino a quien ha pecado.
Nadie estamos exentos de cometer errores, pues ello es parte de la naturaleza humana. Sin embargo, al vivir en sociedad debemos corregir al que se equivoca, haciéndole ver sobre todo el por qué lo que hizo fue un error, siempre con paciencia y sin humillarlo, pues más que reprochar se trata de guiar.
Con esto estamos manifestando nuestra calidad de hermanos que tenemos con nuestros semejantes, considerándonos todos hijos de Dios.
- Perdonar al que nos ofende
Esta obra de misericordia implica un crecimiento espiritual en el cual superamos sentimientos de venganza y rencor. De este modo, al superarnos a nosotros mismos en nuestros sentimientos negativos, ponemos en práctica la frase de la Oración del Señor: “perdona nuestras ofensas, así como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden”.
- Consolar al triste
Dar consuelo a quien es aquejado por el dolor del alma conocido como tristeza, es una obra de misericordia. Es un acto que nos asemeja a Jesús cuando se compadecía del dolor ajeno. Nos une también como hermanos ante los ojos de Dios, y saca a relucir lo más bello que podemos tener como seres humanos: la empatía.
- Sufrir con paciencia los defectos de los demás
Aplicar la paciencia ante los defectos de otros engrandece nuestra virtud, y nos muestra que verdaderamente amamos a los demás. Sin embargo, cuando estos defectos están causando daño propio, es conveniente, con serenidad, hacer una advertencia al otro.
- Orar por vivos y difuntos
La oración es el poder que tenemos para dar paz a las almas de nuestros semejantes. Por ello, el Papa Francisco hace un llamado a rezar tanto por los vivos como por los muertos, para que sus almas estén en paz.