Ten piedad de nosotros, Hijo de David

 

Evangelio: Mateo 9,27-31

 

Al salir Jesús de allí, lo siguieron dos ciegos gritando: -Ten piedad de nosotros, Hijo de David. Cuando entró en la casa, se le acercaron los ciegos, y Jesús les dijo: ¿Creéis que puedo hacerlo? Ellos dijeron: -Sí, Señor. Entonces tocó sus ojos diciendo: -Que os suceda según vuestra fe. Y se abrieron sus ojos. Jesús les ordenó terminantemente: -Tened cuidado de que nadie lo sepa. Pero ellos, nada más salir, lo publicaron por toda aquella comarca.

 

ORATIO

 

¡En tu luz veremos la luz! Padre de la luz, no permitas que el poder de las tinieblas se apodere de nuestro corazón; abre con la gracia de tu Espíritu nuestros ojos.

Cristo Jesús, verdadera luz venida a nuestro mundo para iluminarlo, sana nuestra ceguera, vence la oscuridad que nos asedia, para que aprendamos a ver las maravillas del amor de Dios con nosotros. Espíritu Santo, luz de los corazones, renueva nuestros ojos para que podamos comprender que tú no miras como mira el hombre, sino lo que Dios ama. Bienaventurada y Santa Trinidad, ilumínanos hasta lo más hondo para que nosotros, que en otro tiempo éramos tinieblas, podamos hoy resplandecer en el mundo como verdaderos hijos de la luz manifestando su fruto de bondad, justicia y verdad.

 

Mons. Salvador Cisneros

Parroquia Santa Teresa de Ávila

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