Vuestro Padre celestial no quiere que se pierda ni uno solo de estos pequeños

Martes de la segunda semana de adviento

 

Evangelio: Mateo 18,12-14

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: ¿Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas y se le extravía una de ellas, ¿no dejará en el monte las noventa y nueve e irá a buscar la descarriada? Y si logra encontrarla, os aseguro que se alegrará por ella más que por las noventa y nueve que no se extraviaron. Del mismo modo vuestro Padre celestial no quiere que se pierda ni uno solo de estos pequeños.

 

ORATIO

Tu anuncio, Señor, es "evangelio" porque nos trae el consuelo, a nosotros débiles, descarriados, esclavos de tantos otros señores. «Súbete a lo alto de un monte, tú que llevas buenas noticias a Sión» (ls 40,9). También hoy diriges este mensaje de amor al corazón de tu pueblo, porque eres el Dios de la alianza que nos dirige su invitación amorosa y nos habla a lo profundo de nuestro corazón.

Tú, Señor, eres el Padre de todo consuelo, que a nosotros, peregrinos en la tierra, nos prometes una tierra nueva. Haz que también nosotros podamos consolar a los demás con el mismo consuelo con que tú nos consuelas.

Espolea nuestros corazones para que nos pongamos contigo a la búsqueda de lo que estaba perdido: tú eres el Pastor que quiere salvar a la oveja perdida, infinitamente amada por tu corazón. Y si estamos perdidos, si estamos lejos de ti, concédenos escuchar las llamadas de la voz de tu Hijo, manso y humilde de corazón, que nos exhorta a volver a tu redil, a la verdadera vida que sólo es posible contigo.

 

Mons. Salvador Cisneros

Parroquia Santa Teresa de Ávila

 

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