“La compasión es el alma de la medicina”

Pastoral de la Comunicación

Tijuana, B.C. “El hombre de hoy, el hombre moderno vive de muchas maneras la experiencia del dolor, del sufrimiento, de la enfermedad, de la muerte. Y lo que más necesita en su corazón, en su conciencia, en su cuerpo también es experimentar a Dios como un Padre”, afirma nuestro Arzobispo Francisco Moreno Barrón, específicamente en el ámbito que implica la salud.

En efecto, “la Iglesia no puede por menos que interesarse por aquello que concierne a los profesionales de la salud y a todos sus agentes, sabiendo que su misión está orientada al servicio del ser humano, creado a imagen de Dios, y colaborar en el cuidado de su dignidad y de sus derechos inalienables” lo recordaba el Papa Francisco en su mensaje a la Conferencia Internacional sobre cuestiones de la salud, el año pasado. Al respecto, acentuaba que “los profesionales de la salud y sus asociaciones profesionales, están llamados a hacerse promotores de una sensibilización cada vez mayor en las instituciones, sean organismos de asistencia y la industria sanitaria para que todos puedan beneficiarse del derecho a la protección de la salud”.

Por ello, “el alma de la medicina es de alguna manera la compasión” afirmó el Obispo de Roma, al recibir a dirigentes de las Asociaciones Médicas de América Latina y España. Explicando que esa compasión no es solamente un sinónimo de pena o tristeza, es algo más: indica la predisposición a entrar en el problema, a ponerse en la situación del otro. Aunque el hombre no puede igualar la compasión de Dios, que entra en el corazón del hombre y habitándolo lo regenera. En efecto, el Pontífice ha sostenido en variadas ocasiones que una organización sanitaria eficiente y capaz de abordar las disparidades no puede olvidar su fuente primaria: la compasión, del médico, del enfermero, del agente, del voluntario, de todos los que por este camino pueden restar el dolor a la soledad y la angustia.

Por su parte, nuestro Arzobispo Francisco en el contexto de cercanía a los profesionales de la salud y sus agentes, así como Instituciones, les ha exhortado a la necesidad de “mostrar el rostro misericordioso de Jesús, especialmente en el servicio a la salud, tener presente la riqueza humana de la dignidad, para que toda acción a favor de la salud sea una expresión viva del amor misericordioso de Dios. Y que podamos ver el rostro vivo de Jesús en cada médico, doctor, cada enfermera, en cada trabajador y de una manera especial en cada uno de nuestros enfermos”. (Mensaje en la apertura del Hospital del Sagrado Corazón de Jesús coordinado por la Pastoral de la Salud, 19 de marzo 2018).

 

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