Libertad de Culto y Libertad Religiosa

¿De cuáles derechos habla la Iglesia Católica?

Ya habíamos comentado por este medio que creemos que en cuanto a la libertad religiosa había y hay mucha ignorancia en el mismo Congreso del Estado de Baja California, pero lo triste es que aún en medio de nuestros feligreses que se dicen católicos y más grave entre los comunicadores sociales que se llaman católicos, como Catón o el mismo Carlos Loret de Mola, a nivel nacional, en los medios de información, hacen gala de su catolicismo y son los primeros que de manera contundente critican, juzgan y vituperan en contra de la pretensión que tiene la Iglesia católica por exigir sus derechos inalienables que le corresponden, a saber: posibilidad de vivir y existir en medio de la sociedad mexicana plural y un poco intolerante, a pesar del gran sistema anticatólico que se vive en el mundo político y en el ambiente partidista, con todas sus libertades como en cualquier otro país civilizado.

Recuerdo una de las críticas que hacía el mismo Joaquín López Dóriga y sobre todo Loret de Mola, cuando vino el Papa Benedicto XVI en marzo pasado, cuando se burlaban de la jerarquía de la Iglesia cuando decían; (literalmente lo transcribo): “ ¿pues qué más quiere la Iglesia?”; ¿de qué derechos está hablando?; o ¿querrá la Iglesia de nuevo el poder temporal de los tiempos de la Colonia?, como transgredía el periodista de tinte ateo, Carlos Marín, de Milenio noticias (el cual sabemos tiene un gran odio hacia la religión en general y en especial con animadversión hacia lo que huela a católico).

Es más, queridos lectores, me animo a decir, y con mucha pena, que aún entre muchos que son servidores en la Iglesia, ya sea ministros o hasta uno que otro compañero joven sacerdote, se pregunta: ¿pues de qué libertades se está hablando? Algunos me han comentado: “así estamos bien, ¿qué más quieres?” Con tono de burla o de ironía.

Les voy a presentar sólo 4 aspectos de donde estamos muy retrasados en cuestiones de libertades en nuestra querida Constitución Política Mexicana y por ende en las leyes de cada estado de nuestra amada república.

1.      El primero es el tema de la libertad religiosa en cuanto tal. Podemos decir que tenemos cierta libertad de culto pero no una plena y total libertad religiosa, lo cual es diferente. La libertad religiosa es algo más amplio y mucho más contundente en un país que se quiere decir moderno y establecerse dentro de los primeros 20 países más desarrollados del mundo. Hay muchos espacios y ambientes donde se respeta la Libertad Religiosa, sin embargo, a nivel constitucional, el Artículo 24 sólo reconoce el derecho a la libertad de culto y de creencia. Estos dos elementos son necesarios pero no suficientes para reconocer plenamente el derecho a la libertad religiosa, tal como ha sido definido en tratados y acuerdos internacionales que México ha firmado y ratificado; esto último de la ratificación es muy importante, porque significa que México se ha comprometido, y estos tratados y acuerdos son vinculantes para con nuestro país, por lo tanto, el que en nuestro Artículo 24 aún no se reconozca explícita y plenamente el derecho a la Libertad Religiosa, es aún signo de que seguimos viviendo bajo un esquema de laicismo antirreligioso que tiene temor a reconocer el derecho de los creyentes y de los no creyentes a vivir con libertad de acuerdo a sus propias convicciones.

2.      Un segundo punto es de los ministros de culto y sobre todo los ministros y sacerdotes de la Iglesia católica en concreto. Por ejemplo, no es posible que los sacerdotes sean, aún vistos en muchos ambientes, como non gratos en ciertos foros o que no puedan expresarse libremente como cualquier otro ciudadano. En este aspecto muy particular, ¿qué es lo que pedimos los sacerdotes?, ¿cuál es nuestra queja contra la legislación actual?–¿Cómo se reflejaría en la práctica una libertad religiosa plena? ¿Qué derechos no están siendo garantizados por el Estado? Un primer elemento que se notaría de manera muy inmediata es que los ministros de culto, como miembros de cualquier denominación religiosa, podrían hablar con toda libertad sobre cualquier tipo de temas en el espacio público. Hoy en día, cuando por ejemplo, un ministro de culto o alguien que tiene alguna responsabilidad directiva dentro de una asociación religiosa, aunque no sea ministro de culto formalmente, pero que tenga una responsabilidad directiva, no puede hablar con plena libertad sobre todos los temas. Es muy conocido que en materia sociopolítica este tipo de opiniones están restringidas, y entonces, esto muestra que existen dos tipos de ciudadanos en México: unos con plenitud de derechos y otros ciudadanos que tienen derechos políticos restringidos. Es chistoso y grotesco que, revistas a nivel nacional, como Proceso o una que se llama El Chamuco se meten en cuestiones de la religión y de la Iglesia católica, calumniándola en todo momento; pero eso sí quejándose cuando alguien los llega a cuestionar. Lástima que las demandas por difamación, en México, no se les da seguimiento.

3.      Un tercer elemento, en el cual ya no me quiero extender tanto, es la farsa de tener que celebrar dos veces el contrato matrimonial, puesto que para la legislación mexicana, si alguien se casa por la Iglesia esto no vale en las leyes civiles, lo cual es una hipocresía, porque en una misma celebración se podría tener validez en ambas leyes. En muchos países desarrollados, como en Estados Unidos, si alguien se casa por la Iglesia católica, hay un formato que se llena y queda la pareja también legalmente casada ante las leyes del Estado. ¡Pero no!, en México todo es diferente. Somos un país profundamente dividido; somos católicos pero nuestras leyes son profundamente anticlericales. Es curioso ¿no? Si en México alguien se casa por la Iglesia no tiene efectos legales en la polis. Pero eso sí, nosotros les pedimos a los novios que se casen por el civil antes, para cumplir con las normas del Estado.

4.      Por último el aspecto académico de los sacerdotes católicos. ¿Sabían ustedes, amados lectores, que todos los sacerdotes de México, desde tiempos de la Reforma, tienen problemas graves con la certificación de sus estudios? Por ejemplo, los estudios de Preparatoria de los Seminarios, durante años, no fueron reconocidos por la SEP; o bien los estudios de Filosofía y Letras, como los de Teología, no tienen ningún valor ante las leyes de educación pública. O sea que un joven que estudió por más de 8 años en un Seminario en México, fuera del ambiente eclesiástico no sirve de nada, más como preparación personal espiritual, sin ningún tipo de reconocimiento por parte de la SEP. Si un joven decide dejar el Seminario por cuestiones personales, habrá perdido quizá 8 años de su vida en estudios que no le dan autorización de trabajar en nada. ¿Qué no se entiende esto?

Me explico entonces que cuando hablamos de derechos y de libertades, aún estamos en “pañales” como se dicen popularmente. Sin embargo no son los únicos temas; hay otros más irrisorios, que en cuanto legislación, los diputados tienen mucho por hacer y por reconocer. Sería bueno una buena formación en estos temas y que se quiten los viejos fantasmas de los prejuicios y de las malas interpretaciones de lo que significa que México es un estado laico. La educación religiosa no le estorba nada al estado laico, más bien le da solidez a la vida democrática de un país. Lo que pasa es que aún tenemos la sombra del liberalismo que tanto ha perjudicado a México y que sigue hoy en boga de tantos jóvenes que aunque más informados y mejor preparados, también les faltan valores.

Yo le pediría a nuestros políticos mexicanos que son católicos que ya no sean tibios en su actuar porque esa tibieza nos hace más daño que las burlas de los anti-clericales.

 

Por Pbro. Jorge Echegollén Flores

Párroco de Nuestra Señora de Guadalupe, zona río

Y Director del Patronato Pro-construcción de la Nueva Catedral

 

También te podría gustar...