Seguir a Jesucristo
La primera lectura de hoy es uno de los cantos del Siervo de Yahvé del libro de Isaías. Este Siervo misterioso es favorecido por Dios que ha derramado sobre él su Espíritu.
Su misión será enseñar; su destino perseverar pese a todos los ultrajes y pruebas. A sus sufrimientos y a su muerte se les reconocerá un sentido redentor.
Todo este cántico es una aproximación profética a la obra de Cristo y de la Iglesia que él había de fundar. El sufrimiento no sólo será un accidente para ese misterioso personaje, sino el medio para el cumplimiento de su misión salvadora.
El Apóstol Santiago, en la segunda lectura, afirma la necesidad de las obras como una exigencia de la propia fe. Es probable que tuviera presente al redactar su carta, una mala interpretación que algunos discípulos de Pablo habían sacado de su predicación acerca de la fe. Hay que dar primacía a la acción salvadora de Dios, tanto en la aceptación de la fe como en las obras con las que mostramos nuestra coherencia con aquella aceptación.
Jesús, en el evangelio, después de haber interrogado a sus Apóstoles acerca de su identidad, reprende duramente a Pedro, a quien hace poco tiempo ha constituido cabeza de su Iglesia, por negarse a aceptar la realidad de una acción que tenía que realizarse mediante la humillación y el sufrimiento, inflingidos por quienes representaban el poder y la gloria de este mundo: "Y comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre debía sufrir mucho y ser reprobado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser condenado a muerte, y resucitar a los tres días."
Luego Jesús se va a dirigir a los discípulos y a la gente para ofrecerles una catequesis sintética sobre el discipulado: se vive como descentramiento y libertad frente a sí mismo y a los propios intereses personales; exige vivir con valentía y decisión el rechazo social que pueda comportar; y sobre todo implica una total comunión con la persona de Jesús, con su misión y con su destino de muerte y resurrección.
Mons. Salvador Cisneros
Parroquia Santa Teresa de Ávila